Reflexiones
personales sobre cómo superar la supremacía masculina
Parte
1: ¿Cómo puedo ser machista? ¡Si soy Mujer1!
"¡Cómo
que soy un machista!".Si soy un revolucionario que participa en
los movimientos sociales mas avanzados. Me quedé helado. Yo siempre
me he comportado de forma normal con las mujeres y desde luego no soy
un machito prepotente clásico ni un misógino. "¿Pero cómo
puedo ser un machista, si soy ecologista y progresista?" Yo
confío en la transformación por una sociedad mejor, yo formo parte
de los oprimidos. Los opresores son los capitalistas, ¿no?, son
ellos quienes se benefician de la injusticia. Cuando pasó esto, no
pude evitar ponerme a la defensiva, nervioso. Fue en 1973, yo tenía
20 años y ya había pasado por Comunas y con algunos años de
actividad política. Gracias a mis compañeras de aquellos años, no
porque consiguiesen que dejase de ser machista (me cuesta y seguro
que no lo he conseguido), sino por dejarme claro que no puedo
presumir de ser lo que no soy.
"¡Cómo
que soy machista!". Si soy una mujer emancipada. Se lo intentó
explicar con paciencia. "No estoy diciendo que seas una malvada,
sólo te estoy diciendo que tienes actitudes sexistas masculinas”.
Nuestro
proceso, tanto de hombres como mujeres ha sido fácil en la medida en
que hemos identificado masculino con hombre y femenino con mujer.
Hemos convertido en estereotipos externos, lo que llevamos dentro.
Una
definición de machismo dada por algunos movimientos feministas lo
define como "el conjunto de actitudes y prácticas sexistas
aprendidas y llevadas a cabo en pro del mantenimiento de órdenes
sociales en que se somete o discrimina el sexo opuesto.
El
machismo o machorra engloba el conjunto de actitudes, conductas,
prácticas sociales y creencias destinadas a justificar y promover el
mantenimiento de conductas percibidas tradicionalmente como
heterosexuales y la discriminación contra otros grupos sociales
percibidos como más débiles, como en el caso de hombres cuyo
comportamiento, por ejemplo por tener una preferencia homosexual, no
es "masculino" a los ojos de la persona machista. O de la
mujer que espera que el “hombre” la defienda y la proteja porque
acepta su rol de “debil”.
Vistas
así las cosas, el machismo no sólo lo evidenciarían los varones (y
no todos ellos) sino también algunas mujeres. Es decir, todos
aquellos o aquellas que aceptan las creencias del patriarcado y se
comportan en consecuencia.
Hay
conductas que son claramente sexistas, pero a veces el sexismo no es
tan obvio, es más sutil, sale en los detalles pequeños. “A menudo
me cortas cuando hablo y desde luego prestas más atención cuando
habla un hombre que cuando lo hace una mujer”. “El dar por
supuesto la superioridad de la mujer en muchas conversaciones, etc
etc …”
Me
he dado cuenta de que les sucede lo mismo a otras personas. Se ha
hecho un cliché y ya no valen argumentos, el cliché está por
encima, predomina la idea preconcebida. En la cultura occidental
ocurre en ciertos ámbitos y en determinado momentos, es normal que
haya fluidez entre las personas al margen de su sexo. Pero no porque
seamos mas justos, sino porque nos creemos que la cultura en la que
estamos inmersos nos hace “superiores”, seamos hombres o mujeres.
¿O acaso no hay fluidez en otras culturas diferentes a la nuestra?.
Cuando hablo de otras culturas, no estoy pensando en otros países,
hablo de que a nuestro alrededor también hay otras formas de sentir,
hacer y pensar.
He
escrito este artículo pensando en hombres y mujeres de clase media,
con ideas políticas anticapitalistas y que participan de algún modo
en movimientos sociales. Quiero tratar el machismo desde mi propia
experiencia, de enfrentar el sexismo desde un punto de vista
emocional y psicológico. He elegido este enfoque porque quiero poner
en cuestión la dimensión personal de estos temas, porque estimo que
es la forma más efectiva de trabajar entre hombres y mujeres contra
el sexismo y también porque muchas personas con las que trabajo me
piden que no pasemos por alto estos aspectos. "Hay que animar a
quienes tienen privilegios a que den importancia social, cultural y
económica a sus papeles de género y que examinen el papel de sus
emociones, sus sentimientos (o de sus ausencias) y en la forma en que
viven sus privilegios o dependencias”.
Constato
que tanto los hombres, como por supuesto las mujeres, sufrimos bajo
el patriarcado y una de las formas más claras en que el sexismo
patriarcal deshumaniza es la incapacidad de expresar o entender
nuestras emociones.
Este
artículo se basa en el trabajo principalmente de mujeres y en menor
medida de hombres que escriben y trabajan contra el patriarcado y el
sexismo en la sociedad y en los movimientos sociales.
Cada
día hay más personas (con sus dosis de masculinidad y feminidad),
dentro de los movimientos alternativos que se enfrentan contra la
supremacía patriarcal. Muchos de nosotros reconocemos que el
patriarcado existe, que gracias a ello tenemos privilegios, que los
comportamientos sexistas del machismo corroen los fundamentos de
nuestros movimientos y que las mujeres, l@s transexuales y otras
muchas personas sin privilegios nos lo han explicado una y otra vez,
desde sus perspectivas masculinas y femeninas: "los hombres
tenemos que hablarlo, cuestionarnos mutuamente y decidir cómo vamos
a derribar los privilegios del patriarcado". Las mujeres ya
debaten sobre el tema desde hace tiempo, pero les pediría que no
tensen la ley del péndulo,que destierren las actitudes sexistas que
en muchas mujeres se ha producido de forma automática al
considerarse “superiores”. A veces la superioridad viene por sus
aspectos masculinos (Eso no quita que muchos hombres consideremos la
importancia de la mujer como persona, capaz de desarrollar
ajustadamente sus valores femeninos y masculinos).
Aun
así, hay muchos hombres y muchísimas mujeres en los movimientos
sociales que se dan cuenta de lo patriarcal que es la sociedad,
quizás incluso los propios movimientos, pero no reconocen su
participación personal sexista en esta situación.
Los
movimientos colectivos pueden funcionar bien cuando somos conscientes
cada uno de nosotros de nuestros roles masculinos y femeninos y los
utilizamos para buscar la Armonía del grupo. Últimamente en los
debates sobre otras culturas, se pone encima de la mesa la soberbia
cuando hacemos comentarios del tipo: “"La importancia de los
derechos humanos, por encima de toda diferencia intercultural",
En el fondo estamos mostrando nuestro modo de pensar con los que
tenemos lejos. ¿que pensamos entonces con los que tenemos cerca?
Estos
comentarios me resultan muy conocidos y aunque es tentador
distanciarme de las personas que los hacen, confío en la
construcción de movimientos y en la emancipación colectiva y por
eso para mí es muy importante conectar con la gente con la que
participo, sean de mi ámbito o de la otra parte del mundo. Como soy
una persona privilegiada, del mundo rico, que me organizo con otros
privilegiados, ésto significa ser honesto respecto a mis propias
experiencias.
Cuando
reflexiono con otra gente de como funciona el patriarcado, la palabra
"pero" está presente.
Parte
II: "¿A qué clase histórica pertenezco?"
Me
refiero a mi clase social dentro de una sociedad desarrollada,
patriarcal, heterosexista y capitalista muy empeñada en mantener un
fuerte control social. Estas reflexiones me ayudan a darme cuenta de
la complejidad intercultural de este mundo global y de que no existen
respuestas fáciles.
La
mayoría de las personas de mi entorno, han estudiado, trabajan con
empleo y sin empleo. He crecido en una comunidad segregada, donde lo
correcto esta bien diferenciado de lo incorrecto y he tenido pocos
modelos con peso de referencia, que no fuesen “lógicos y
occidentales”.
Lo
que he leído y estudiado al margen de la información oficial - el
feminismo, los movimientos de emancipación por la liberación
colonial, de los negros, la historia del
colonialismo desde el punto de vista de l@s autócton@s, de l@s
indígenas american@s, la historia de
los movimientos obreros, las teorías socialistas, anarquistas desde
la perspectiva de sus protagonistas y sobre todo la Ecología
Política – todo ello ha tenido un profundo impacto en mí.
Sin
embargo, el hecho de haya habido personas que me influyeran con una
perspectiva distinta a la “occidental capitalista”, ha tenido una
importancia increíble para mi desarrollo, a unos niveles
psicológicos de los que los que me voy haciendo consciente cada vez
más. El que fueran personas con comportamientos e ideas políticas
radicales quienes guiaron mi desarrollo de aprendizaje, me ha
permitido ver desde otra perspectiva las relaciones de poder y ha
permitido que mis estudios no formasen parte de ninguna asignatura
oficial.
Rodearme
de personas y en un ambiente donde las personas eran “diferentes”
ha tenido una gran influencia en mí. Las cuestiones interculturales
y de género ya no son un tema más entre tantos otros, sino aspectos
centrales en la forma de entender y concebir el mundo.
Mi
estrategia ha consistido en provocar debates sobre estos temas entre
mi gente y con los colectivos entre los que colaboro. El objetivo no
es necesariamente cambiar la opinión del otro, sino abrir espacios
de diálogo crítico sobre patriarcado, interculturalidad y ecología
política. Ésto ha sido también un valioso aprendizaje para mí.
He
aprendido que ser blanco, varón, de clase media, sin discapacidades
físicas, heterosexual y ciudadano de España y por consiguiente de
Europa y del mundo occidental, no sólo significa que tengo ciertos
privilegios, sino que además me da un pasado. Yo formo parte de
categorías sociales - blanco, varón, heterosexual y de clase media,
grupos creados y moldeados por la historia -, que son considerados el
patrón de la "normalidad", a partir del cual las otras
personas son juzgadas.
A
esta imagen de mi identidad individual, de ser "mi propia
persona", (tener en cuenta que me siento descendiente de
indígenas americanos), se mezclaron con las imágenes de comunidades
indígenas arrasadas, de barcos de esclav@s, de familias destruidas,
de violencia contra las mujeres, de hombres blancos de las clases
dominantes usando a hombres blancos pobres para colonizar a las
mujeres blancas, a las personas de color y a la Tierra entera.
Recuerdo
estar sentado con un grupo de personas, intentando ser consciente del
lugar en donde estoy en este planeta Tierra, en esos momentos me
gustaría gritar. Como cuando en un documental veo la hipocresía de
esta civilización, que ha convertido en necesidad lo que hay que
comprar, para que se enriquezcan unos pocos que extraen sus recursos
de la explotación de las tierras de personas lejanas dominadas por
la fuerza. O el ejemplo de la Historia de la Mujer Afroamericana,
estudiando la esclavitud, las violaciones sistemáticas de africanas
esclavizadas por sus amos blancos, millones de violaciones que fueron
amparadas y protegidas por la ley, mientras cientos de hombres negros
eran linchados con la excusa de proteger a las mujeres blancas de los
violadores negros. Me quedo sentado taciturno, sintiendo la historia
en las lágrimas de mis ojos y las náuseas de mi estómago. ¿Quiénes
son esos dominadores patriarcales, qué sienten sobre sí mismos? Me
da miedo y vergüenza mirar a la cara a los inmigrantes que conviven
con nosotros porque aunque sus tierras sean mas ricas que las
nuestras se han visto obligados o atraídos por el espejismo del
capitalismo patriarcal.
Parte
III:"Esta es mi reivindicación"
"No
tengo la menor idea de qué papel en la transición hacia la
emancipación global, podemos jugar las personas blancas
heterosexuales, occidentales, ya que somos la base y el cuerpo del
sistema de poder reaccionario mundial, que está convencido de que
sus valores son los únicos que valen, que se identifican con el
llamado estado de bienestar a costa de los recursos de las ¾ partes
del planeta y que en la practica nos creemos capaces de salvar al
mundo"
A
veces experimento periodos de odio hacia mí mismo, me siento
culpable, tengo miedo. Cuando esto ocurre, sé y siento que tengo un
papel que cumplir en la transición por la liberación y sé por mi
propia experiencia que puedo hacer muchas cosas útiles, pero aun así
no puedo parar de preguntarme: "¿no me estaré engañando?"
Lo tengo claro, la cita anterior es un buen reto ¿A que bando
pertenezco?.
Crecí
creyendo que tenía derecho a todo. Que podía ir a donde me
apeteciera y hacer lo que quisiera y que en cualquier sitio sería
valorado y necesitado. El patriarcado y el heterosexismo me
enseñaron, de maneras sutiles y a veces también brutales, que yo
tenía derecho al cuerpo de las mujeres, a tomar mi espacio y a
expresar mis opiniones e ideas cuando yo quisiera, sin tener en
cuenta a l@s demás. Este es un proceso de socialización muy
diferente del de la mayoría de la gente en este planeta y de la
sociedad occidental, a quienes se les obliga a callarse, a comerse
sus marrones, a esconder o disimular quiénes son, a quitarse del
camino y a no olvidar nunca que deben dar gracias por el simple hecho
de existir. Admito que es sano no presuponer que siempre eres
necesario, a aprender a compartir el espacio y el poder y trabajar
con otras personas para encontrar el papel que puedes cumplir.
Estamos
inmersos en un sistema que nos permite creer que hay muchas
posibilidades, condicionadas por nuestra ubicación histórica, que
nos hace vivir a expensas de las ¾ de las personas a las que les es
mas difícil tener posibilidades.
"Cada
día hay jóvenes que deciden vincularse a movimientos sociales y se
encuentran con debates políticos sobre el patriarcado que les
culpabilizan y silencian, sin que nadie les apoye en la tarea de
descolonizar sus mentes y cambiar su forma de pensar. Imagínemos si
otros chicos y/o chicas, con más experiencia política se fuesen a
dar un paseo con l@s recién llegad@s para hablar de su experiencia
como personas dentro del movimiento, de lo que han aprendido.
Imagínate el buen clima que se generaría entre las personas si se
dieran apoyo y reconocimiento mutuo al hacer progresos en su
transición contra el sexismo y el patriarcado."
Hay
que animar a las personas del movimiento a que acompañen a otras
personas para involucrarse en el antisexismo. Tengo un montón de
amigos con privilegios por su género, pero me aterroriza
comprometerme políticamente a explicarles mis consideraciones para
enfrentarme contra el patriarcado. Soy capaz de denunciar
públicamente el patriarcado e intentar convencer a otras personas de
vez en cuando, pero ¿me siento capaz de ser honesto respecto a mi
propio sexismo, de conectar el análisis y la práctica política con
mis propias emociones y procesos psicológicos, de ser vulnerable?
¿Qué
es lo que me da miedo?:
Que
me tenga que esforzar por escuchar las voces que identifico como
femeninas (sean hombre y/o mujeres).
Sentir
que se toman más en serio las opiniones de los masculinos.
Que
sé que cuando entro en una reunión, no puedo evitar ver las
jerarquías de estátus.
Sentir
la competitividad entre los hombres.
Con
las mujeres la jerarquización es parecida, pero además el atractivo
sexual entra en las categorías de la mentalidad heterosexual. ¿Qué
son la atracción sexual y el deseo sanos y cómo se mezclan o cómo
sobreviven a la conducta aprendida de sexualizar sistemáticamente a
todas las mujeres? ¿Pero qué implicaciones tiene todo esto en la
forma de comunicarme con mis compañer@s de trabajo, de grupo o
sentimentales? ¿Cómo se traduce en mi forma de hacer el amor, de
necesitar, expresar o de conceptualizar el amor y el cariño? No
hablo de si doy sexo oral a mi compañera, o si le digo que le
quiero. Hablo de si realmente valoro la equidad en nuestras
relaciones por encima de la relación sexual.
Soy
consciente de que nunca he tenido pensamientos sexuales sobre un
hombre de manera que haya perdido la concentración sobre lo que me
está diciendo. Sin embargo, a menudo me he sorprendido despistado
por estar teniendo pensamientos sexuales mientras hablaban mujeres,
mujeres que son grandes organizadoras, mis amigas, mis compañeras.
Estoy totalmente a favor de la pasión, del deseo sexual sano y de la
política a favor del sexo, ese no es el problema. Lo que resulta
problemático es el poder, el "derecho" que muchos hombres
sentimos tener, de tratar a las mujeres como objetos sexuales, la
marginalización de la participación de las mujeres por el filtro
del deseo masculino heterosexual. Y preferiría no ponerme a la
defensiva tan frecuentemente, pero lo hago. Me frustro y me cierro
cuando discuto con mi pareja sobre cómo funciona el poder entre
nosotr@s. También cuando hablamos sobre como nos relacionamos con el
resto del mundo y la forma en que esto influye en nuestra relación.
Esto
no es una confesión para ser perdonado. Es una reflexión continua
para ser sincero sobre las profundas influencias del patriarcado en
mi personalidad. El patriarcado me atormenta. Estoy lleno de dudas
sobre si seré algún día capaz de amar honesta y sanamente. Sobre
mi capacidad de sincerarme y conectar conmigo mismo para poder
abrirme y compartir. Sobre si podré construir y compartir
genuinamente,de igual a igual, con otras personas. Puedo ver las
cicatrices del patriarcado en cada una de las personas con las que me
relaciono y cuando me obligo a observarlas y a tomarme tiempo para
pensar en ello, me lleno de rabia y tristeza. El amor es imposible
cuando hay una voluntad de dominar. ¿Puedo realmente amar? Quiero
aceptar que sí.
Sostengo
que es en el movimiento contra la opresión, en la práctica de
nuestros compromisos, donde realizamos y expresamos nuestras
cualidades humanas más valiosas. Hay momentos, experiencias y
situaciones cuando veo que nos enfrentamos colectivamente al
patriarcado y eso demuestra de lo que somos capaces. Estimo que ésta
es una labor para toda la vida y que en el fondo es también parte
del afán por rescatar nuestras propias vidas. Y en esta contienda
nos damos cuenta de que incluso frente a estos sistemas de opresión
tan poderosos, nuestra capacidad de amar, nuestra belleza, nuestro
pasión, nuestra creatividad, nuestra dignidad y nuestro poder
crecen. Podemos hacerlo.
Posdata:
"Trabajar para que esta pugna sea concreta y efectiva"
Aunque
es necesario trabajar en temas psicológicos y emocionales duros,
también hay infinidad de pasos concretos que se pueden dar en el
enfrentamiento contra el Patriarcado.
Hay
un montón de cosas que se pueden hacer. La pregunta importante para
mí es qué condiciones son necesarias para tomar este trabajo en
serio, priorizarlo y darle seguimiento. Además de hablar con otras
personas del tema, también es importante que nos cuidemos mutuamente
los unos a los otros para que todos cumplamos la parte que nos toca.
Hay muchos temas emocionales complejos que surgen en el camino y es
importante ayudarnos mutuamente para no perdernos y seguir dando
pasos hacia adelante. Nos podemos preguntar, por ejemplo, qué
estamos haciendo para compartir la responsabilidad y el poder en
nuestra organización, cómo estamos apoyando la igualdad de genero,
cómo estamos mejorando nuestra apertura a que las personas nos digan
lo que piensan de nuestro trabajo, etc.
Cada
una de estas preguntas genera los siguientes pasos que me propongo
tomar. Examinar y desafiar nuestros privilegios es necesario, pero no
suficiente. La cooperación entre personas para superar la supremacía
masculina es sólo una entre muchas estrategias necesarias para
desarrollar un movimiento de liberación colectiva desde la
feminidad, la multiculturalidad y la Ecología Política. Sabemos que
el patriarcado funciona como obstáculo contra la construcción de
este movimiento. La pregunta es qué hacemos para evitarlo, para que
el proceso crezca en nuestro interior y con él nuestra capacidad
para amarnos a nosotros mismos y a los demás.
Pistas
para los que trabajamos por el cambio social y para gente socializada
en un sistema basado en la dominación:
- Observar bien quién está en las reuniones - cuántos hombres, cuántas mujeres, cuánta gente “de bien”, cuánta gente inmigrante, si se da por supuesto que la mayoría son heterosexuales, si hay gente que no lo es y está fuera del armario, de qué clase social proviene la gente.
- No suponer que conozco a la gente, esforzarme en ser más consciente.
- Contar las veces que hablo y calcular cuánto tiempo.
- Contar las veces que otra gente habla y calcular cuánto tiempo.
- Ser consciente de la frecuencia con la que escucho activamente lo que otra gente dice en lugar de esperar a mi turno o pensar en lo que voy a decir la próxima vez.
- Hacer alguna vez el ejercicio de ir a reuniones con el fin de escuchar y aprender; ir a alguna reunión y no hablar.
- Contar las veces que propongo ideas al grupo. Contar las veces que apoyo las ideas de otra gente para el grupo.
- Hacer el ejercicio de apoyar a otra gente pidiéndoles que expliquen en más profundidad sus ideas y propuestas, antes de decidir si les apoyo o no.
- Pensar en quienes reciben reconocimiento por su trabajo y contribución al grupo. Mostrar ese reconocimiento por el trabajo de más personas y hacerlo más a menudo.
- Preguntar más a menudo a otra gente qué piensan sobre las reuniones, las ideas, las acciones, las estrategias y visiones.
- Desarrollar respeto y equidad a través de aceptar las divisiones de etnia, cultura, clase, género y sexualidad. Es complejo y difícil, pero totalmente necesario y también liberador y satisfactorio.
- Ser consciente de cuántas veces hablo para pedirle a otra gente que haga cosas en comparación con preguntar a otra gente lo que tengo que hacer.
- Pensar en serio sobre la expresión "seré necesario en el movimiento cuando me de cuenta de que no soy necesario en el movimiento".
- Recordar que el cambio social es un proceso y que nuestra transformación y liberación individual está profundamente conectada con la transformación y liberación social. La vida es profundamente compleja y está llena de contradicciones.
Esta
lista no está dirigida solamente a hombres, ni intenta reducirnos a
todos en una sola categoría. Su intención es interferir en las
formas de dominación que lastran nuestros movimientos y que nos
hieren como personas. Los hombres tenemos mucho trabajo por delante,
las mujeres también, pero es un tipo de trabajo muy satisfactorio si
de verdad nos tomamos en serio la igualdad y si desarrollamos nuestro
deseo de alcanzarla.
Las
formas cotidianas de dominación son la cola que mantiene unidos los
sistemas jerárquicos. La desaparición del capitalismo, de la
intolerancia, del patriarcado, del heterosexismo, es también la
transición por la liberación colectiva.
Nadie
es libre hasta que tod@s lo seamos.
Novelda
a 25 de julio de 2012
Articulo
original de Chris Crass.
Adaptado
por David Madrid
1
En el escrito original dice ser anarquista y hombre. En ese contexto
incluye en diferentes categorías ser hombre o mujer, ser blanco o
negro. El que yo ponga soy mujer, pretende diferenciar lo masculino
y lo femenino al margen de ser hombre o mujer.. Lo que hay que
desterrar es la supremacía masculina.
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