Trabajo
es todo lo que hacemos desde que nos levantamos hasta que nos
acostamos.
La unidad de Trabajo es el
julio
(en inglés y también en español: joule)
es la unidad
derivada del
Sistema
Internacional
utilizada para medir trabajo,
energía
y calor.
Su símbolo es J.
Un
julio es el trabajo de mover 1 Kg, 1 metro en 1 segundo, Existen
varios ejemplos en la vida cotidiana que pueden darnos una idea de
dicha cantidad de energía.
- La energía necesaria para lanzar una manzana pequeña un metro hacia arriba.
- La energía liberada cuando la misma manzana cae un metro hacia el suelo.
- La energía liberada por una persona en reposo en una centésima de segundo.
- La centésima parte de la energía que una persona puede recibir bebiendo una gota de cerveza.
Esto
es el trabajo y otra cosa es el empleo.
Separemos
las 2 cuestiones: EL TRABAJO y EL
EMPLEO.
Trabajo,
lo que se dice trabajo, es todo lo que hacemos. Lo único que digo es
que tenemos que hacer lo que nos gusta, disfrutando y sabiendo que
vivimos en Comunidad.
Este
sistema ha roto la unidad vivencial en el que todo estaba
interrelacionado y esa actividad, casi siempre vivencial, se
utilizaba para sustentarse, para vivir, para intercambiar.
Esta
reflexión trae a colación conceptos casi olvidados y que convendría
recordar: LA RENTA BÁSICA – LA
SUSTENTABILIDAD – LA SOBERANÍA
ALIMENTARIA - LA SOBERANÍA ECONÓMICA.
Nosotros
hemos aceptado la disfuncionalidad que acarrea este sistema.
Aceptamos estar empleados unas horas, como si pudiésemos evadirnos
de lo que nos rodea. Sin pensar que la vida es un TODO. Es como si
mientras tu estas “empleado trabajando” tus seres queridos no te
necesitasen o en su defecto aceptas delegar en otros sus cuidados,
que también está seguramente “empleado trabajando”. Parece que
este criterio permitía trabajar a mas personas, consumir más y
producir mas riqueza. ¿Es así?
Para
entender este sistema mi conclusión ha sido que se ha convertido en
necesidad el “consumismo”. Lo he vivido por propia experiencia.
Durante
mis años jóvenes se convirtió en una meta la autosuficiencia, la
integración del sustento en nuestra vida cotidiana. Aprovecho para
reflexionar sobre otros conceptos olvidados: EL
PODER DE LA ABUNDANCIA – LA
CAPACIDAD DE DISFRUTAR DE LA VIDA – DE
VIVIR EL MOMENTO – EL CONTACTO
CON LA NATURALEZA.
Todo
ello se resume en la convicción de que el ser humano en condiciones
naturales y sin presiones puede ser feliz. Todo puede estar al
alcance de la mano.
En
mi etapa infantil vivíamos en el campo, teníamos lo imprescindible
y no echábamos en falta nada imprescindible. Ir a l capital era un
extra que no me atraía, pues me obligaba a ponerme ropa apretado y
mantener una compostura que no entendía.
Parece
ser que hacerse mayor era alejarse de ese mundo y aceptar la realidad
imperante: Encontrar un empleo. Eso hice, impregnado por una
filosofía que todo lo que quisiera me lo tenía que solucionar yo
mismo. Parecía fácil, solo había que echar una ojeada a lo que te
rodea y pensar en la mejor manera de utilizar los recursos. El pueblo
era la medida adecuada, tal vez yo no conocía a las personas, pero
como ellos me conocían a mí, porque conocían a mi familia, daba la
impresión que había la suficiente confianza para contar con todos.
Eso
permitió que en mi juventud también me resultase fácil encontrar
empleos que me ayudaron a pagar las necesidades que ya iban
apareciendo (cine, ropas, bici, libros …)
Pero....
Algo había que no encajaba, lo intuía por las miradas, por ciertas
formas de tratarme en el colegio.
Tal
vez, por lo menos eso considero ahora, por que miraba a la gente a la
cara, porque no tenia miedo en decir lo que pensaba de forma abierta,
por no ser beato y atreverme a cuestionar ciertos razonamientos
religiosos, por disfrutar sin preocuparme mucho del futuro. Me
acuerdo de frases como: CUANDO SEAS MAYOR COMERÁS HUEVOS – DISFRUTA
MIENTRAS SEAS JOVEN . Me acuerdo que personas mayores
allegadas a la familia pretendieron hacerme mayor, invitándome a
fumar, a beber alcohol y hasta a llevarme con “mujeres”. ¡Ah!,
mujeres, lo que yo había conocido hasta ahora no eran “mujeres”.
Con
una lógica aplastante decidí seguir estudiando fuera del pueblo. Lo
hice a la aventura, sin tener asegurado el apoyo económico de mi
familia. Convencido que lo que necesitase lo podría encontrar por el
camino. Eso si, no me fue difícil tropezar y coincidir con personas
que veíamos a la sociedad de forma parecida. Eramos unos cuantos, la VISIÓN era compartida por
bastantes.
Pero
…. los expedientes, el estar fichado; Era como si enemigos
misteriosos considerasen que me tenían que aleccionar por mi propio
bien y para ello la anécdota se convirtió en ficha policial.
Gracias a esa ficha, tuve obligatoriamente que hacer la mili. “Para
hacerme hombre de bien”. 16 mese en un pelotón disciplinario, fue
lo que el sistema considero adecuado.
Esta
claro; aprendí que detrás de las apariencias había un sistema que
para nada aceptaba “mis verdades”, mi subjetividad, Tuve que
replantearme EL PODER DE LA ABUNDANCIA
– LA CAPACIDAD DE DISFRUTAR DE LA VIDA
– DE VIVIR EL MOMENTO – EL
CONTACTO CON LA NATURALEZA.
Tengo
que reconocer que hasta ese momento a las “mujeres” las había
tratado como amigas, como iguales, sin dobles intenciones. En el
mundo de mi infancia, las chicas hacían lo mismo que yo. No entendía
lo de la discriminación, para mi era ilógico.
Eso
sí, lo que yo entendía por convivir se basaba en el esfuerzo común
para disfrutar de la convivencia y habían pocos criterios formales
que rompiesen esa ARMONÍA.
Aún
después del pelotón disciplinario, seguí intentando vivir de
acuerdo con mis principios. 12 años después ne tuve que centrar en
el EMPLEO.
¡Que
diferencia! Ahora manda el CONSUMISMO – EL FORMALISMO – EL EMPLEO
– LA DEPENDENCIA -
¿Como
romper el consumismo y la dependencia?
¿Como
plantearse el futuro?
Hay
que romper la funcionalidad que nos impone el sistema, haciéndolo
vivencial
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