Entre
el 21 y
el 22 de junio se celebra en
el hemisferio norte, el día más largo del año.
Se
puede decir que todo empezó hace cerca de 5 mil años, cuando
nuestros antepasados, tan amigos de observar las estrellas, se dieron
cuenta que en determinada época del año el Sol se mueve desde una
posición perpendicular sobre el Trópico de Capricornio, hasta una
posición perpendicular sobre el trópico de Cáncer. A estos días
extremos en la posición del Sol se les llamó solsticios de invierno
y verano, los cuales ocurren entre
los días 21
al 22 de
diciembre y del
21 al
22 de junio
respectivamente. Estas fechas corresponden al hemisferio norte, pues
en el sur es al contrario. El día que veremos al sol ponerse más al
sur es por el
21 de diciembre y el día que lo veremos ponerse más al norte es por
el 21 de junio. “Las
fechas mencionadas son relativas,
pues
puede ser que en un año determinado caiga un día antes o después,
debido a las irregularidades del calendario, como los años
bisiestos”. Hablaremos del
día 21, teniendo en cuenta
lo dicho. En
esta fecha el eje de la tierra está inclinado 23,5 grados hacia el
sol. Esto ocasiona que, en el hemisferio norte, el 21 de junio sea el
día más largo del año.
Definitivamente
no es un día como los demás, la naturaleza, el hombre y las
estrellas se disponen a celebrar una fiesta, cargada de gran poder y
magia; los agricultores dan gracias por el verano, las cosechas, las
frutas y por disponer de más horas para cumplir con sus tareas y
entregarse a la diversión. También es el momento justo para pedir
por la fecundidad de la tierra y de los mismos hombres; además se
comienza
a almacenar alimentos para pasar el otoño y el invierno.
La
celebración del solsticio de verano, es tan antigua como la misma
humanidad. En un principio se creía que el sol podía
no
volver a
su esplendor total, pues después de esta fecha, los días era cada
vez más cortos. Por esta razón, fogatas y ritos de fuego de toda
clase se iniciaban en la víspera del pleno verano, del
20
al
21
de junio, para simbolizar el poder del sol y ayudarle a renovar su
energía.
En estos rituales las
características principales son el sol, el fuego y el agua.
Muchas
otras culturas han celebrado y siguen celebrando este fenómeno
cósmico porque el Sol es para todos una fiesta, un principio de
vida, la continuidad de la existencia y el primer logo o divinidad
con la que la humanidad se identificó. Numerosas leyendas también
dejan constancia de la existencia de Puertas invisibles, que lo son a
simple vista, para los ojos físicos, pero no para la percepción más
trascendente del ser humano durante este momento mágico. Dicen que
los espíritus más puros, los guías de luz logran también acceder
a nuestra dimensión durante el festejo del solsticio para
comunicarse con nosotros.
En
la cultura celta los druidas celebraban el ritual de Alban
Heruin,
significaba
“fuego de Bel” o “bello fuego” y
consistía en
encender
hogueras buscando la bendición para las tierras y sus frutos, así
como buenos augurios para los enamorados y fertilidad para las
mujeres. La magia de los druidas invocando a los Elementales, es
decir a los espíritus de los elementos de la naturaleza, las
Salamandras del Fuego, las Ondinas del Agua, las Sílfides y Elfos
del Aire y los gnomos de la Tierra, son parte de una tradición que
nos ha dejado numerosas leyendas y mucho folclore musical.
Otra
de las raíces de tan singular noche hay que buscarla en las fiestas
griegas dedicadas al dios Apolo, que se celebraban en el solsticio de
verano encendiendo grandes hogueras de carácter purificador. Los
romanos, por su parte, dedicaron a la diosa de la guerra Minerva unas
fiestas con fuegos y tenían la costumbre de saltar tres veces sobre
las llamas. Ya entonces se atribuían propiedades medicinales a la
hierbas recogidas en aquellos días.
En
México,
los guerreros aztecas dedican muchos rituales al culto solar para que
la “renovación de los fuegos”, ayude a la tierra y al ser humano
a respetar los ciclos y a obtener buenas y abundantes cosecha, así
como salud.
Los
Incas del Perú festejan el Inti-Raymi,
la fiesta del Sol. Es un espectáculo ver en la explanada de
Sacsahuamán, muy cerca de Cuzco, las llamaradas de las fogatas que
invocan al astro rey antes de la salida del sol.
En
la tradición hindú el solsticio estival es la vía de los
ancestros, la pitri-yana,
igual que para los griegos, una puerta que conduce al interior. Los
Indras adoran el fuego primordial y aseguran que algunos chamanes
durante el ritual del fuego pueden leer el futuro en las llamas. Las
cenizas de las hogueras durante el solsticio se conservan todo un
año.
Entre
los bereberes de África del norte de Marruecos y de Argelia, se
celebra la fiesta del Ansara
el 24 de junio. Encienden hogueras en las plazas de los pueblos, en
lugares que consideran que necesitan una purificación. Arrojan al
fuego hierbas medicinales. Ahúman después sus principales
utensilios, herramientas y objetos personales. Consideran que el humo
de las hogueras protege los campos cultivados y mata los virus y las
malas energías. Seguidamente saltan siete veces por encima de las
brasas, purifican también el interior de las casas y los enfermos
con ramas encendidas para ahuyentar los malos espíritus e
inmunizarse el cuerpo. Esta tradición procede de la cultura
pre-islámica porque se basa en el calendario solar, actualmente el
calendario musulmán se basa en el calendario lunar aunque se siguen
conservando muchos de estos rituales.
Para
la tradición
cristiana, la
noche de San Juan, es
el 23
de junio, la Iglesia la ha adaptado para
conmemorar que está
cerca de
la noche
más corta del año en el hemisferio norte y significa el triunfo de
la luz sobre la oscuridad. ¿Por
qué San
Juan
Bautista?:
San Lucas narra en su Evangelio que María, en los días siguientes a
la Anunciación, fue a visitar a su prima Isabel cuando ésta se
hallaba en el sexto mes de embarazo. Por lo tanto, para
la Iglesia cristiana fue
fácil fijar la solemnidad del Bautista en el octavo mes de las
candelas de junio, seis meses antes del nacimiento de Cristo, el
24 de diciembre. Como los evangelios no mencionan fechas, no es
seguro que Jesús naciera ese día. De hecho, el día de Navidad no
fue oficialmente reconocido hasta el año 345, por influencia de San
Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianzeno. Sin embargo, no fue una
festividad oficial de la Iglesia porque para la época no se
acostumbraba realizarlas. Se
cree que fue el Papa Julio I (337 - 352) quien comenzó a instituir
la Navidad como fiesta religiosa, pero no hay documentos que lo
corroboren, pero es más probable que sucediera durante el reinado
del emperador Honorio (395-423). Todas las anteriores son tentativas,
y no es sino hasta el año 440 que la Iglesia decide oficialmente
celebrar el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre, lo cual quedó
definitivamente instituido en el año 529 cuando el emperador
Justiniano declara la fecha como día festivo.
Desde
entonces se señaló esta noche como la de San Juan, muy próxima al
solsticio de verano que ha heredado una serie de prácticas, ritos,
tradiciones y costumbres cuyos orígenes son inmemoriales en toda
Europa y se han extendido por muchos pueblos de América.
Muchos son los rituales,
pero todos giran en torno al ensalzamiento del fuego. De hecho, este
es el festival del fuego por antonomasia, el rey de los festivales
del fuego hasta el extremo de que el culto pagano del fuego y las
hogueras, se han conservado más que en otras fiestas y la costumbre
popular ha mantenido su práctica incluso dentro del mismo
cristianismo, aunque éste no ha podido dar una explicación
religiosa convincente de dicho hábito.
El
fuego es el gran protagonista de la Noche, cuyo fin no sólo es
rendir tributo al sol, sino también purificar los pecados del
hombre. Antiguamente se realizaban fogatas reducidas en las que se
calentaban papas o batatas, que luego eran ofrecidas a los asistentes
para así asegurarles alimento suficiente durante todo el año.
También se arrojaban a las llamas ropas viejas, papeles, y cualquier
objeto que representara un mal recuerdo, y así se exorcizaban los
malos sucesos de los doce meses anteriores.
Se
recoge leña y muebles viejos y se amontonan en un llano. La
costumbre de encender fuegos que proviene de antiguos cultos paganos
también está relacionada con la prevención de epidemias por el
poder antiinfeccioso y de alejar los malos espíritus que posee el
fuego.
En
tiempos posteriores se encendían fogatas en las cimas de la
montañas, a lo largo de los riachuelos, en la mitad de las calles y
al frente de las casas. Se organizaban procesiones con antorchas y se
echaban a rodar ruedas ardiendo colinas abajo y a través de los
campos.
Una
de las razones de su popularidad es la coincidencia con el inicio del
verano, una de las fechas más importantes para muchos pueblos desde
tiempos remotos, especialmente los pueblos del mar Mediterráneo.
Es
una noche mágica en la que todo puede suceder, cuando las hierbas
tienen propiedades que todo lo curan o espantan malos espíritus, las
mozas encuentran novio y el amor no tiene ataduras. Los tesoros
escondidos brillan y pueden ser descubiertos, y quien coge la hierba
llamada "verbena" queda curado de todo mal. De aquí viene
que en castellano a la fiesta se le llame verbena. Muchas son las
creencias que se relacionan con esta mágica noche, e incontables las
tradiciones con las que se la celebra, entre las que podemos destacar
las siguientes:
Según
se cree, en el exacto momento en que el sol ilumina el amanecer del
día 24, (debería ser el 22), las aguas de fuentes y arroyos están
dotadas de poderes especiales para curar y brindar protección a la
gente. Quien madrugue el día 24, (debería ser el 22),no pasará
sueño el resto del año.
Quien
se baña en el rocío que cae esa noche quedará protegido durante
todo el año. Meterse desnudo y de espaldas al mar, mirando la luna,
permitirá a quien lo haga obrar ciertos prodigios.
Otra
costumbre relacionada con la Noche de San Juan es la caminata sobre
el fuego. Los devotos preparan caminos de brasas de dos metros de
largo por un metro de ancho y caminan descalzos sobre ellos sin
sufrir daños. La celebración es acompañada con bailes, comidas y
bebidas. La leyenda dice que las
cenizas curan las enfermedades de la piel y que es conveniente saltar
la hoguera un mínimo de tres veces para tener un buen año.
Quien
se coloca debajo de una higuera con una guitarra en sus manos puede
aprender a tocarla de forma inmediata. El solsticio de verano
coincide con la maduración y recolecta del fruto de la higuera de
higos negros (exteriormente negros) denominada breva.
Los
solteros y solteras que al comenzar el 24, (debería ser el 22), se
asomen por la ventana de su casa verán pasar al amor de su vida.
Si se quema un papel
donde se haya escrito aquello que se quiera olvidar, se puede lograr
bienestar por todo el año.
En
Andalucía al igual que en Canarias, España, se hacen hogueras con
un pelele (muñeco de trapo similar a un espantapájaros) denominado
"Jua" (quemar el Juan), (noche de los juanes)y en las zonas
costeras el rito se hace cerca de la orilla del mar, con peticiones y
promesas de muy diversa índole.
Esta noche se abre la puerta que nos
introduce al conocimiento del futuro y a las dimensiones mágicas de
la realidad.
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