sábado, 4 de febrero de 2017

El No-Hacer en el Tao y el Chamanismo

No ensalzando a las personas de talento, harás que la gente abandone la rivalidad y la discordia.
No valorando bienes difíciles de conseguir, harás que la gente deje de robar y atracar.
No exhibiendo lo que todos codician, harás que los corazones de la gente permanezcan serenos.
Por eso, la manera de gobernar del Sabio empieza por: vaciar el corazón de deseos,
llenar los estómagos de alimento, debilitar las ambiciones y fortalecer los huesos. De este modo, hará que la gente permanezca sin conocimientos ni deseos y cuida de que los que saben no actúen.
Practica el No-Hacer y todo será armonioso.
Según el Tao Té King, el “Sabio” es la persona que está en armonía con el Tao (el camino), aunque algunos traductores utilizan la figura de “Hombre Santo”.
Quiero comentar algo sobre el bastante complejo concepto del No-Hacer.
Me llama la atención porque en tradiciones chamánicas existe el mismo idéntico concepto del No-Hacer y quizás, si lo analizamos, en el fondo tenga el mismo significado que tiene en el Tao. En ambos caso, por cierto, su significado está muy lejos de la inercia o de la resignación ante las circunstancias.
Entre las tradiciones chamánicas, el No-Hacer consiste en hacer cosas que uno regularmente no haría en su vida cotidiana o asumir un papel que uno no tiene en su vida. Este cambio, este “salirse de uno mismo” durante horas o días, obligaría al practicante a estar más alerta de su entorno, de las cosas que ocurren y que le son dichas a su alrededor, es decir, le impondría casi que por obligación concentrarse en estar en el aquí y en el ahora, no sólo a nivel físico sino también a nivel mental, a nivel de auto-examinar y escuchar el discurso interior de la mente (eso que conocemos como nuestro monólogo interior).
Por ejemplo, Don Juan, el chamán yaqui que aleccionó a Carlos Castaneda, sugería que el No-Hacer era un ejercicio conveniente para acumular energía y no dispersarla en el inútil discurso mental cotidiano. Ejercicios prácticos para ello serían, por ejemplo, vestirse como un mendigo e ir a pedir limosna en algún semáforo durante unos 2 o 3 días, no exactamente para hacer “conciencia social”, sino para ver qué pasa cuando uno “es” algo que “no es” normalmente. Otros ejercicios de No-Hacer serían por ejemplo, caminar hacia atrás (dentro de tu casa) por una hora (o más, si es posible); si se es diestro, hacer las cosas con la mano izquierda; no emitir palabra ni sonido alguno durante un día completo (lo cual implicaría además no leer ni escribir, ni mandar mensajitos ni ninguna otra forma de comunicación escrita).
Volviendo al Tao Té King, la utilización del No-Hacer es diferente, pero al final me parece que tiene un objetivo similar al chamánico. Entiendo este No-Hacer como un no oponerse al fluir de las cosas, como no anteceder el deseo propio ni la importancia personal (obrar en función de uno mismo) a los acontecimientos o a las cosas que quieran realizarse. Es decir, no dejarse llevar por eso que creemos ser (un nombre, un rol social, una profesión, una función dentro de un grupo familiar), abstraerse de eso, callar el monólogo interior (que no es más que el enfermizo parloteo del ego), escuchar en el silencio y reconocer lo que desde ahí, se es y se debe hacer.
Al final, me parece que ambos conceptos del No-Hacer llevan a la misma conclusión: un obligado estar en el aquí y el ahora y que nos lleva a vivir desde una perspectiva Holística la Interrelación, la Interdependencia, la Armonía grupal, la Equidad y la Sustentabilidad.
Un “no-hacersería la actividad que rompe por completo las rutinas de la vida. Es algo que parece distinto a todo, pero por ser distinto “libera” a la mente de realizar las mismas rutinas y nos hace sentirnos renovados y totalmente libres.
Cada cosa en el mundo es un “hacer”. Es decir un acuerdo de nosotros y nuestros semejantes para que el mundo este como esta, sujeto y fijado a ciertos parámetros perceptivos. Cuando se rompe esta fijación se le llama no hacer,
El no-hacer, tiene como objetivo aprender a ahorrar energía. Invertimos prácticamente la totalidad de nuestra energía en el sostenimiento de la idea que tenemos de nosotros mismos, nuestra imagen personal y el dialogo interno, la mente parloteando constantemente; nuestra vida ordinaria y sus rutinas ayudan a sostener esto, al mismo tiempo que mantienen el punto de encaje fijo en la misma posición, impidiendo su movimiento.
No hacer, permite parar el dialogo interno, al romper nuestras rutinas, nos focalizamos en el momento presente y que el dialogo interno cese. Ese cambio de actitud en la vida y el mundo, ese poner nuestra atención y nuestra consciencia para dejar de pensar, sentir y actuar como siempre lo hacemos, produce un ahorro de nuestra energía: es como apagar el “piloto automático” con el que manejamos nuestra vida y poner toda nuestra atención en cada acto.
Los no-haceres permiten que el cuerpo junte poder y se acumule energía que después servirá para poder mantenerse lúcido en el sueño y despertar dentro de él. Escribir con la mano que no se usa, caminar hacia atrás, usar la mano que no solemos usar para comer, lavarnos, sujetar cosas, etc… enfocarnos en detalles cuando caminamos, Cualquier cosa puede ser un no hacer.
Dormir del lado contrario de la cama, peinarse de manera diferente, usar ropa diferente, cambiar de ruta para ir al trabajo, dormir a diferentes horas a las habituales, leer un libro al revés, ver la televisión sin sonido…. Todo lo que se busca con los no haceres, es despistar a la mente, un ritual complejo es de los mejores no haceres que puede haber, así como largas caminatas en silencio.
 Extraido de: http://www.filmica.com/jacintaescudos/archivos/008787.html

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