No ensalzando a las personas de talento, harás que la gente abandone la rivalidad y la discordia.
No valorando bienes difíciles de conseguir, harás que la gente deje de robar y atracar.
No exhibiendo lo que todos codician, harás que los corazones de la gente permanezcan serenos.
Por eso, la manera de gobernar del Sabio empieza por: vaciar el corazón de deseos,
llenar los estómagos de alimento, debilitar las ambiciones y fortalecer los huesos. De este modo, hará que la gente permanezca sin conocimientos ni deseos y cuida de que los que saben no actúen.
Practica el No-Hacer y todo será armonioso.
Según
el Tao Té King, el “Sabio” es la persona que está en armonía
con el Tao (el camino), aunque algunos traductores utilizan la figura
de “Hombre Santo”.
Me
llama la atención porque en tradiciones chamánicas existe el mismo
idéntico concepto del No-Hacer y
quizás, si lo analizamos, en el fondo tenga el mismo significado que
tiene en el Tao. En ambos caso, por cierto, su significado está muy
lejos de la inercia o de la resignación ante las circunstancias.
Entre
las tradiciones chamánicas, el No-Hacer
consiste en hacer cosas que uno regularmente no haría en su vida
cotidiana o asumir un papel que uno no tiene en su vida. Este cambio,
este “salirse de uno mismo” durante horas o días, obligaría al
practicante a estar más alerta de su entorno, de las cosas que
ocurren y que le son dichas a su alrededor, es decir, le impondría
casi que por obligación concentrarse en estar en el aquí y en el
ahora, no sólo a nivel físico sino también a nivel mental, a nivel
de auto-examinar y escuchar el discurso interior de la mente (eso que
conocemos como nuestro monólogo interior).
Por
ejemplo, Don Juan, el chamán yaqui que aleccionó a Carlos
Castaneda, sugería que el No-Hacer
era un ejercicio conveniente para acumular energía y no dispersarla
en el inútil discurso mental cotidiano. Ejercicios prácticos para
ello serían, por ejemplo, vestirse como un mendigo e ir a pedir
limosna en algún semáforo durante unos 2 o 3 días, no exactamente
para hacer “conciencia social”, sino para ver qué pasa cuando
uno “es” algo que “no es” normalmente. Otros ejercicios de
No-Hacer serían por ejemplo,
caminar hacia atrás (dentro de tu casa) por una hora (o más, si es
posible); si se es diestro, hacer las cosas con la mano izquierda; no
emitir palabra ni sonido alguno durante un día completo (lo cual
implicaría además no leer ni escribir, ni mandar mensajitos ni
ninguna otra forma de comunicación escrita).
Volviendo
al Tao Té King, la utilización del No-Hacer
es diferente, pero al final me parece que tiene un objetivo similar
al chamánico. Entiendo este No-Hacer
como un no oponerse al fluir de las cosas, como no anteceder el deseo
propio ni la importancia personal (obrar en función de uno mismo) a
los acontecimientos o a las cosas que quieran realizarse. Es decir,
no dejarse llevar por eso que creemos ser (un nombre, un rol social,
una profesión, una función dentro de un grupo familiar), abstraerse
de eso, callar el monólogo interior (que no es más que el enfermizo
parloteo del ego), escuchar en el silencio y reconocer lo que desde
ahí, se es y se debe hacer.
Al
final, me parece que ambos conceptos del No-Hacer
llevan a la misma conclusión: un obligado estar en el aquí y el
ahora y que nos lleva a vivir desde una perspectiva Holística
la Interrelación, la Interdependencia, la Armonía
grupal, la Equidad y la Sustentabilidad.
Un
“no-hacer”
sería
la
actividad que rompe por completo las rutinas de la vida. Es algo que
parece distinto a todo, pero por ser distinto “libera” a la mente
de realizar las mismas rutinas y nos hace sentirnos renovados y
totalmente libres.
Cada
cosa en el mundo es un “hacer”. Es decir un acuerdo de nosotros y
nuestros semejantes para que el mundo este como esta, sujeto y fijado
a ciertos parámetros perceptivos. Cuando se rompe esta fijación se
le llama no hacer,
El
no-hacer, tiene como objetivo
aprender a ahorrar energía. Invertimos prácticamente la totalidad
de nuestra energía en el sostenimiento de la idea que tenemos de
nosotros mismos, nuestra imagen personal y el dialogo interno, la
mente parloteando constantemente; nuestra vida ordinaria y sus
rutinas ayudan a sostener esto, al mismo tiempo que mantienen el
punto de encaje fijo en la misma posición, impidiendo su movimiento.
No
hacer, permite parar el dialogo interno, al romper
nuestras rutinas, nos focalizamos en el momento presente y que el
dialogo interno cese. Ese cambio de actitud en la vida y el mundo,
ese poner nuestra atención y nuestra consciencia para dejar de
pensar, sentir y actuar como siempre lo hacemos, produce un ahorro de
nuestra energía: es como apagar el “piloto automático” con el
que manejamos nuestra vida y poner toda nuestra atención en cada
acto.
Los
no-haceres permiten que el cuerpo
junte poder y se acumule energía que después servirá para poder
mantenerse lúcido en el sueño y despertar dentro de él. Escribir
con la mano que no se usa, caminar hacia atrás, usar la mano que no
solemos usar para comer, lavarnos, sujetar cosas, etc… enfocarnos
en detalles cuando caminamos, Cualquier cosa puede ser un no
hacer.
Dormir
del lado contrario de la cama, peinarse de manera diferente, usar
ropa diferente, cambiar de ruta para ir al trabajo, dormir a
diferentes horas a las habituales, leer un libro al revés, ver la
televisión sin sonido…. Todo lo que se busca con los no
haceres, es despistar a la mente, un ritual complejo es de
los mejores no haceres que puede
haber, así como largas caminatas en silencio.
Extraido de: http://www.filmica.com/jacintaescudos/archivos/008787.html
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